viernes, abril 22, 2005

hace 15 años

El aire allá es diferente, es más fácil definirlo por lo que no es, y acá es cansado, pesado, agobiante, impuro y por lo tanto tentador. Los matices allá son más amplios y variados; unos días el atardecer oscila entre blanco, pasando por el azul, hasta llegar al violeta casi negro. Otros días el atardecer empieza con un gris oscuro que súbitamente se convierte en un anaranjado intenso que cubre todo y que en menos de dos minutos es un rosado que palidece lentamente hasta el amarillo reflejado en las nubes. Acá mi corazón se alegra el día en que llueve de 4 a 5 y media, porque eso me previene de un atardecer como los de allá; si no llueve es mejor ignorar la tarde.

En ese momento ella tenía 13 años, yo jugaba con mi cámara y ella se dejaba ver. Todo se confabuló esa tarde, eran las 5 y el sol brillaba blanco y potente, el rollo (iso 200) en blanco y negro, fue benévolo y mi cámara no enfocó preciso, mi mano tembló y todo salió perfecto. Un momento perfecto inmortalizado en el negativo.

PS: no tengo scanner, que sino podrían ver el resultado.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Siempre he pensado que la fotografia tiene la capacidad de capturar en un pedazo de papel tantas cosas..

10:48 p. m.  
Blogger hoffen said...

´la semana pasada tuvimos un proyector de diapositivas en casa, desempolvé algunas fotos que tome hace más de 10 años. Que lindo...

11:43 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home